Carlos Checa: “El título de WSBK fue una superación de mis limitaciones”
Life of Legends es una serie de entrevistas distintas. En estas conversaciones, que no dependen de las prisas agobiantes del paddock, grandes nombres del Mundial de Motociclismo hablarán sobre motos, pero también sobre la vida y sobre lo que hay más allá de la retirada, si es que la conversación lleva por ese camino. En Life of Legends nada está garantizado, más allá de que se puede conocer mejor a esos pilotos con los que la mayoría de aficionados de cierta edad crecieron y maduraron. Esos cuyos nombres resuenan en la conciencia colectiva de la afición con las voces de Valentín Requena y Ángel Nieto.
La primera parada en este recorrido por los nombres que han configurado el Mundial que conocemos es Sant Fruitós de Bages (Barcelona). Allí, en 1972, nació Carlos Checa, un piloto con una trayectoria difícil de emular en una época en la que el trasvase de pilotos entre WSBK y MotoGP tiende a la baja: consiguió 2 victorias y 24 podios en la categoría reina, y 24 también fueron las veces que se llevó el triunfo en el Mundial de Superbike, un certamen en el que se proclamó campeón en 2011. El #7 del toro forma parte de un exclusivo grupo de cinco corredores ―en el que también están Troy Bayliss, Max Biaggi, John Kocinski y Ben Spies― que han subido a lo más alto del podio en MotoGP y han ganado un título mundial con una moto de producción. Una dilatada trayectoria deportiva que Carlos, en esta conversación con Cinta Americana, analiza con la perspectiva del tiempo, porque “los años enseñan lo que los días ignoran”.
MUNDIAL DE VELOCIDAD (1993-2007): Grandes Premios: 222・Victorias: 2・Podios: 24・Poles: 3・Vueltas rápidas: 5
MUNDIAL DE SUPERBIKE (2008-2013): Carreras: 150 Victorias: 24・Podios: 49・Superpoles: 10・Vueltas rápidas: 30
CAMPEONATOS: Campeón del Mundo de Superbike en 2011 (Team Althea Ducati)
Cristian Ramón: ¿Qué tal va el invierno? Mucho por digerir tras un 2020 loco, tanto por la vida en general como por el Mundial…
Carlos Checa #7: A mí, realmente, no me ha cambiado mucho. A nivel deportivo hace tiempo que no hago nada como profesional. Y, en lo personal, me operé de la rodilla hace unos meses. Ahora estoy haciendo recuperación. Obviamente, me gusta mucho hacer deporte en invierno. Sobre todo esquiar, pero me voy a tener que privar de hacerlo. Entonces, estoy tranquilo. Gimnasio y muy tranquilo, porque a nivel social tampoco se puede hacer mucho. Ni viajar. Estoy aprovechando para hacer otras cosas. Siempre hay cosas que hacer. Cosas que dejas de lado. Así que estoy aprovechando para leer más, cosas personales de la familia… Distraído y deseando que esta situación se pueda solucionar. Yo no la estoy sufriendo mucho, pero me sabe mal por la gente que la está sufriendo realmente. Hay gente pasándolo muy mal. Yo estoy adaptándome y haciendo lo que toca.
CR.: ¿Cómo ves la temporada 2021? Márquez recuperándose, llega Pol Espargaró a HRC, Suzuki sin Brivio, Ducati en una renovación importante… Hay muchos ingredientes para pensar que esta es una de las temporadas más interesantes. Al menos a priori.
CC7.: Yo creo que la temporada pasada fue sorprendente. Muy particular por el tema del covid-19, y sorprendente porque ha habido intercambios de resultados que nadie esperaba y con los que nadie contaba. No es que Mir nos haya sorprendido, porque sabíamos que era un piloto de gran talento, pero sí que han sucedido una serie de cosas con las que nadie contaba, como que Márquez sufriera la lesión, y que esta lesión le hiciera estar fuera toda la temporada, o que las Yamaha empezaran tan fuerte y luego se deshincharan y se diluyeran en la lucha por el campeonato. También que KTM apareciera con todos sus pilotos, de manera puntual en algunos casos como el de Binder u Oliveira, pero al mismo tiempo confirmando que la moto ha mejorado muchísimo. Y también Suzuki, obviamente, demostrando que tiene una moto con una estabilidad y un comportamiento muy constante. Eso ha permitido pelear a Mir, pero también a Rins, aunque se quedara fuera por la lesión de Jerez y tuviera alguna caída desafortunada, como la de Spielberg cuando iba liderando la carrera.
Ha sido un campeonato muy abierto, y creo que 2021 será algo parecido. Veremos si Marc se puede recuperar y llegar a la primera carrera en condiciones. Aún es una temporada incierta. Tenemos un calendario provisional que, ojalá, se pueda completar. A mí me encantaría. No solo por el campeonato, sino también porque sería señal de que estamos volviendo a una cierta normalidad. En este momento no está claro. Habrá que adaptarse a la situación de salud que haya en el momento, porque es un campeonato del mundo, muy abierto, en el que se viaja a muchos países. Y eso lo complica muchísimo. Se tendría que solucionar esta situación a nivel mundial y yo creo que eso no va a ocurrir en un plazo corto de tiempo.
CR.: Parece que Dorna tiene que seguir picando piedra en ese sentido, sí…
CC7.: Yo creo que Dorna ha hecho un trabajo brutal. Se han adaptado fácilmente a esta nueva situación y se ha celebrado uno de los campeonatos más interesantes e inesperados de los que recuerdo. Yo creo que en este segundo año habrá errores si el campeonato se tiene que adaptar a esta nueva situación, pero también cosas que se podrán mejorar, porque el año pasado nos llegó a todos como algo nuevo. Y 2021 parece que será una continuación, aunque ojalá no sea así. En ese aspecto, va a ser duro para todos: circuitos sin público, todas las restricciones… No es cómodo, y no es nada agradable, pero lo importante es que se puedan hacer carreras y la gente las pueda disfrutar desde la televisión, que es el principal canal a través del que se puede seguir este campeonato. Y quienes participan en él tendrán que adaptarse.
CR.: Después de esta breve visita por la actualidad, entramos ya en la materia relacionada con nuestra serie Life of Legends. ¿Con qué momento de tu trayectoria deportiva te quedas?
CC7.: Los años enseñan lo que los días ignoran. Entonces, te das cuenta de que el título de campeón de WSBK fue, para mí, un redondeo de la trayectoria deportiva, una superación de mis limitaciones. Terminar mi carrera ganando un campeonato. Al final, se centraba en mí mismo: saber llevar el campeonato, soportar la presión con grandes rivales y llegar hasta el final rindiendo al cien por cien. Ese era un reto que yo tenía, lo pude cumplir y para mí fue una lección aprendida. Superé la temporada, y eso quiere decir que progresé, que mejoré durante los años, y llegué al nivel que me había propuesto. Ojalá lo hubiera tenido antes para poder llevarme un campeonato de 500cc o de MotoGP, pero no fue así por diferentes circunstancias. Cuando tuve las posibilidades técnicas no estuve al cien por cien, o al revés. Sobre todo en los últimos años de MotoGP.
Recuerdo mucho cuando empecé en el Criterium, en el Campeonato de España o las carreras de scooters, con toda la ilusión que tienes cuando coges la primera moto y te acompañan los amigos y tu padre. También las 8 horas de Suzuka. Yo me quedaría con todo el proceso, con toda esa vida deportiva que tanto me ha dado y que también me ha hecho sufrir, aunque fuera un sufrimiento que yo acepté. Yo siempre acepté el riesgo que supone competir en este deporte. Por las ganas, que están muy por encima de los miedos, aceptas el reto. Decidirme por una carrera concreta, o un año específico, incluso si fuera el campeonato que gané, sería ignorar el proceso que me había llevado hasta ahí.
Tengo tantos buenos recuerdos de cuando iba con el scooter por Sant Fruitós con los amigos a bañarnos o a hacer carreras por los caminos ―una imprudencia total, aunque en aquella época no fuera obligatorio llevar casco― como de otras épocas. Obviamente, la plataforma del Mundial es estupenda, porque competir contra los mejores del mundo, convivir con ellos y esa superación que cada año me impulsaba a superarme, a mejorar, me llevó a adquirir un conocimiento técnico, personal y profesional que me sirvió para formarme como persona. Esa fue mi escuela, mi vida, y me quedo con todas las oportunidades. Me quedo con todo el libro, no solo con un capítulo.
CR.: Ya que has sacado el tema de la técnica… De todas las motos con las que has competido, ¿hay alguna que puedas destacar?
CC7.: Decirte una moto… sería en conjunto. La Yamaha iba muy bien, y también la Honda 500cc… Pero también es verdad que ahí íbamos con Michelin y con ellos nunca me he encontrado a gusto. Después de probar los Bridgestone y los Dunlop… Depende de la moto que sea, ese aspecto afecta más o menos. Entonces, no es solo la moto. Es el conjunto. Me quedo con la combinación que me permitió ganar el Mundial de Superbike en 2011, porque fue la que me encajó como un guante, pero también con la evolución que hicimos en Yamaha durante muchos años. Fue un reto muy interesante. También tengo un gran recuerdo de las 500cc, con un gran equipo como era el de Sito Pons. En 2011 me encontré muy a gusto, porque conseguí que la moto fuera como yo quería y funcionó realmente bien.
“Competir contra los mejores del mundo y convivir con ellos me llevó a adquirir un conocimiento técnico, personal y profesional que me sirvió para formarme como persona”
CR.: Han pasado siete años desde tu retirada, pero te hemos visto en forma en algunos eventos de Ducati, por ejemplo. ¿Echas de menos la vida de piloto?
CC7.: Echo de menos la competición. Competir le daba un sentido a mi vida. Tienes un calendario, tienes que prepararte… Pero la vida de piloto no. Porque ya no acepto riesgos. No quiero hacerme daño, hablando claro. Al final, hay que aceptar ese momento y yo lo acepté bastante bien, porque acabé con ganas. El último año fue un desastre. Pero la competición le daba un sentido a la vida, porque me gustaba prepararme físicamente, y competir motiva a hacerlo, porque sabes que eso es lo que luego te permitirá competir mejor. Ahora voy en bici, tengo otras actividades, pero la motivación de entrenar, de levantarse temprano para trabajar, ya no está. Puedo hacerlo, porque puedo preparar una carrera de bicis, un rally o una carrera como el EnduRoc, que son estímulos durante el año, pero me gustaba la competición. No lo haría ahora durante todo el año, pero es muy estimulante, sobre todo cuando tienes un reto alto. Sé que es difícil volver a tener eso, algo que llene tanto. La competición es brutal. Y en este deporte está el riesgo, la emoción, la sensación de ir en moto a tanta velocidad deslizando… Para mí es algo único. Si volviera a nacer lo volvería a intentar. He probado otros deportes y otras cosas en la vida, pero nada comparable con las motos.
CR.: ¿En esa vida de piloto había espacio para las aficiones? ¿Y ahora?
CC7.: Sí, una de las cosas buenas de nuestro deporte, si lo comparamos con otros como el ciclismo, es que te puedes permitir el diseño de tu menú diario a nivel de actividades. El deporte de la moto es muy emocional, no es un deporte físico. Y te da tiempo a hacer otras actividades porque no te obliga a hacer tres horas de aeróbico o de entrenamiento específico. Eso puede ser engañoso, pero si sabes aprovecharlo en los viajes, en las carreras o durante la temporada… Hay pilotos que van en bici, hay pilotos que van a correr, otros que entrenan en kart. Puedes hacer un montón de actividades que te llenan muchísimo tanto en lo personal como en lo profesional. Es un deporte muy específico. No puedes ir en moto cada día. No puedes entrar a pista todos los días. Es un deporte de entrenar puntualmente, unos entrenamientos muy específicos, con unas competiciones dentro de un calendario, y fuera de ahí tú puedes hacer motocross, trial, bici, etcétera. Trabajar en todo lo que tú creas, o de la mejor manera. Por otro lado, el calendario profesional de viajes lo puedes aprovechar para distraerte y hacer otras actividades en estos países a los que viajas. Es lo que he hecho toda mi vida. Aprovechaba para quedarme en Estados Unidos o Australia y hacer deporte.
CR.: No eres el primer piloto que reconoce que, con el paso del tiempo, se es más consciente del riesgo. ¿Qué hace que un piloto de 20 o 25 años no lo vea? O quizás si lo ve, pero lo acepta.
CC7.: Yo creo que existen distintas fases. Cuando eres joven y te gusta tanto algo, eres un inconsciente. No es que no veas el riesgo. Está ahí. Pero tienes tantas ganas de hacerlo que, al final, es un tema de motivación, ambición y miedos. Cuando la ambición por competir, ganar y ser el mejor es grande, los miedos están latentes. Están ahí, pero no salen. Son una voz pequeña que en un momento dado puedes callar. Después, llega un momento, que en mi caso fue el accidente de Inglaterra en 500cc ―n.d.r.: tras la caída, fue operado de urgencia y le extirparon el bazo―, en el que aparecen todos. Se me presentaron todos de golpe. Ahí tienes que negociar con ellos, porque te han dado un aviso importante. Hay que aceptarlo. Pero yo, ahí, todavía tenía ganas de ir en moto, de hacer algo grande y me superé. Ya eres más consciente, pero consigues negociar con los miedos. A medida que la motivación o las ganas van minando por el paso del tiempo, y en ese momento los temores toman un plano más importante, es cuando te planteas: «¿Qué hago aquí?». Obviamente, correr sin ganas o competir con miedos es una lucha imposible. No puedes lidiar con dos emociones tan fuertes. Si las ganas no son tan altas y disminuye la motivación, los miedos quedan en un primer plano. Pero no significa que antes no estuvieran ahí. El que diga que no tiene miedo es un inconsciente, o realmente no se escucha a sí mismo. Lo puedes gestionar, callar, porque cuando tu determinación es absoluta no hay nada que se interponga. Pero no puedes pensar que te vas a caer a más de 200 km/h y no te vas a hacer daño. Sabes que está ahí. Casi nunca me hacía daño. Estaba fuerte y pensaba que podía absorber todas esas caídas, pero en el fondo sabes que algún día puedes hacerte daño. Y cuando pasa, en mi caso de una forma muy traumática, tu cabeza cambia un poco. Cada persona es diferente, pero yo diría que el miedo es muy fácil de gestionar cuando tus ganas de conseguir un reto son muy grandes.
CR.: ¿Cómo viviste el cambio de las 2 tiempos a las 4 tiempos, o de las 990cc a las 800cc? Eres uno de los pocos pilotos que experimentó toda esta evolución de la categoría reina…
CC7.: Yo la viví bastante bien. Las 500cc me gustaban mucho, realmente, pero en Yamaha siempre nos costaba encontrar un equilibrio, creo que por los neumáticos. Personalmente, creo que otras gomas habrían equilibrado mucho mejor esas sensaciones. Otra cosa es ganar y ser mejor que los demás, pero cuando te subes a una moto y encuentras ese equilibrio que te permite frenar, deslizar las dos ruedas sin que haya un comportamiento limitante… Nosotros, por ejemplo, siempre perdíamos el tren delantero porque el Michelin trasero empujaba mucho. Nos costó bastante, pero cuando pasamos a los 4 tiempos parece que se equilibró un poco con el freno motor y la gestión de potencia. En ese aspecto, empezamos una carrera tecnológica. Yamaha empezó a trabajar en la electrónica, los neumáticos mejoraron muchísimo para absorber toda la potencia que tenían las MotoGP y, para mí, fueron años de evolución constante. Era un paso que había que dar para que entraran nuevas marcas, para que los fabricantes pudieran aplicar más tecnología. Yo lo acepté bien y creo que hicimos un gran trabajo en Yamaha.
Las 800cc yo creo que fueron una cagada monumental, y para mí fue una de las peores… Igual fue la manera de irme a WSBK, porque después de ese año y de probar la Superbike era evidente. Cuando me subí a esa moto, le dije a Ramón Forcada: “Oye, esta moto está rota”. La miró y me dijo que estaba bien. Luego me miró Lucio Cecchinello y le dije: “Te han engañado”. Esas dos frases quedaron grabadas. Si hablas con ellos te lo van a decir. Un desastre. Nunca había probado una moto tan mala. Fue un paso atrás importantísimo.
A partir de ahí me fui a las 8 horas de Suzuka, me lo pasé muy bien, subí en una moto con la que me divertía, y pasé al Mundial de Superbike, donde podía llevar una moto al nivel que creía que tenía. Era como ir en un coche y que patinaran las ruedas delanteras sin hacer nada. A lo mejor, si hubiera estado en Ducati o en Yamaha habría sido totalmente diferente y hubiera terminado mi carrera en MotoGP, pero la combinación de Honda con los Michelin fue, para mí, la peor que hubo ese año. Eso me sentenció un poco, porque las oportunidades que tenía luego no eran buenas para conseguir resultados. Y ese fue el motivo principal por el que me fui a WSBK y empezó otra etapa.
CR.: Estuviste 5 años en ese campeonato, ganaste 24 carreras y un título… Estás décimo en la lista de ganadores de todos los tiempos y, por tanto, en un club muy selecto de pilotos que han ganado carreras en MotoGP y títulos en WSBK. ¿Cómo viviste el cambio de un paddock a otro?
CC7.: Fue un periodo en el que me pude centrar más en las labores como piloto. Era menos mediático, y todo estaba hecho de una forma más básica: el paddock más pequeño, los equipos un poco más modestos… Pero, a nivel deportivo, yo creo que están al mismo nivel. Al final, yo quería encontrar un conjunto que me permitiera luchar por el campeonato. Empezamos con Honda, pero vimos que se complicaba un poco la cosa y que en esa estructura costaba mucho ganar el campeonato. Y pensé: «He estado con las dos tiempos, con las cuatro tiempos, en Honda, en Yamaha… Estaría bien probar la bicilíndrica». Fue una aventura y me encontré súper a gusto desde el inicio. Las cosas encajaron, pude conseguir el campeonato con un nivel muy alto de pilotaje, creo yo, y con seguridad y control. Creo que ganamos el campeonato de la mejor manera. Dominando, gestionando bien. Nos pasó un poco de todo, pero supimos rehacernos y minimizamos mucho los problemas. Exprimimos nuestras virtudes al máximo y eso es lo que nos llevó a ganar muchas carreras y el campeonato antes de la última cita del año. Es la temporada que yo enmarcaría, no solo por los resultados, sino por la forma en que lo hicimos. Si tuviera que volver a correr y tuviera que coger un año como referencia, sería ese.
CR.: Ahora colaboras con DAZN. ¿Qué tal esta experiencia detrás del micro?
CC7.: Me va muy bien porque tengo una relación muy buena con Àlex [Crivillé]. Además, el hecho de hacer la mitad de los Grandes Premios me deja mucho tiempo libre para mí. Cuando te tienes que desplazar a todas las carreras para hablar de lo que hacen los demás está muy bien, pero también hipotecas mucho tiempo, y no sé si me apetecería. Pero poder hacer un número de carreras determinado me va muy bien. Por otra parte, no me imaginaba que podía aprender tanto. Cuando ves las carreras desde otra perspectiva y tienes que hablar sobre ellas tienes una visión completamente diferente. Continúo aprendiendo, viendo la competición y disfrutándola. Narrar no es nada fácil, y hacerlo como se tiene que hacer es complicado. Para mí ha sido un reto y me motiva. Me miro los apuntes que tengo de cuando yo competía en un circuito concreto, pido información de lo que se hace ahora… Me da nostalgia, pero es una sensación bonita. Trasladar las sensaciones y lo que ocurre en pista al telespectador es un reto importante. Estoy en ello. Este año intentaré hacerlo mejor, a ver si podemos superarnos en ese aspecto.
Te das cuenta, a nivel personal, de la importancia que tienen todas las personas que están ahí. Los organizadores, la gente de la televisión, los médicos, los comisarios, los cronometradores… Toda la gente que llega al circuito para que se pueda celebrar esa competición. Cuando eres piloto no te das cuenta. También ves todo lo que mueve el campeonato y te sientes agradecido porque en un momento dado toda esa gente trabajaba para que yo pudiera estar ahí. O yo también he estado compitiendo para que estuvieran ellos ahí. Le das mucho más valor a lo que has vivido, a lo que has hecho. Tienes una perspectiva mucho más amplia de lo que representa este campeonato tan emocionante. Me está aportando mucho más de lo que esperaba y estoy contento.
CR.: ¿Qué te habría parecido tu carrera profesional si se hubiera producido en la etapa actual, con las redes sociales? Que pilotos como Doohan o Kocinski hubieran tenido Twitter habría sido interesante, ¿verdad?
CC7.: [Risas] Sí, la verdad es que serían bastante picantes. Había grandes personajes antes, pero también los hay ahora. A mí, personalmente, no me gustan mucho las redes sociales. Me gustó mucho más mi vida. Había unas personas profesionales, que se dedicaban a la prensa, a difundir y a ofrecer las noticias, y yo me centraba en el tema deportivo. Para mí era una vida mucho más tranquila. Ahora, tener que pensar en la competición, en crear contenido para las redes sociales… Yo prefiero estar más tranquilo y no tener que hacer relaciones públicas. El piloto tiene que hacer de piloto. Esto hay que canalizarlo bien, porque el piloto, cuanto más hace de piloto, mejor piloto es. Y cuanto más diversifica menos se puede concentrar en su actividad. Hay pilotos con gran talento que pueden tomarse el tiempo para hacer otras cosas, pero hay que insistir muchísimo en ser el mejor. Por otro lado, ahí también tienes la oportunidad de decir quién eres realmente, cómo eres y hacerlo a tu manera. A todos nos han hecho ciertas entrevistas en las que nunca acabas oyendo o leyendo lo que tú has dicho de la manera que tú lo has dicho. Te gustaría, a lo mejor, que la interpretación fuera otra. Y, en ese aspecto, es mucho mejor. Pero ya te digo: creo que hay mucho trabajo.
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Desde estas líneas, el equipo de Cinta Americana quiere dar las gracias a Carlos Checa por su predisposición para conversar con nosotros. Si te gusta esta sección, no dudes en seguir a Cristian Ramón Marín por Twitter. La serie Life of Legends continuará próximamente con un bicampeón del mundo que cambió la historia del motociclismo para su país y consiguió uno de sus títulos junto a uno de los ingenieros más reconocidos de este deporte. ¿Sabes quién es?
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